Acudir al último concierto (sin contar el del FIB) de The Sunday Drivers es una de esas cosas que no olvidaré nunca. Fue maravilloso. Ellos entregándose por completo con su música, haciendo un directo brutal, como era de esperar. Nosotros, el público, entregándonos a su música en cuerpo y alma, felices por verlos, tristes por su separación... quizás sea una exagerada, pero lo pasé muy bien y es lo que siento.
The Sunday Drivers son un grupo 10, les deseo lo mejor, ¡porque se lo merecen!